La selección de Portugal sub-22 podría ser un nuevo comienzo para la nación del “yo-yo”.

El enfoque paso a paso tiene como objetivo poner al antiguo campeón de la ECMC entre los mejores a largo plazo

En enero de 2018, el Comité Nacional de Baloncesto en Silla de Ruedas (CNBCR), dirigido por Augusto Pinto, reunió a todos los jugadores elegibles para lanzar la primera selección portuguesa sub-22. Sólo un año y medio después, Portugal hizo su debut oficial en los Juegos Juveniles Europeos para la Juventud, celebrados en Pajulahti (Finlandia), registrando cuatro derrotas y una victoria. Desde el punto de vista del entrenador Ricardo Vieira, para marcar el camino hacia el éxito futuro hay “demasiadas etapas que mencionar”, siendo el punto principal “la falta de fundamentos, ya que sin ellos será muy difícil que se conviertan en jugadores de élite”. Los jugadores jóvenes tienen escasas oportunidades de jugar en la liga, la mayoría de los equipos practican dos veces por semana y los entrenadores no tienen los conocimientos técnicos ni la comprensión del juego. “Es una de las cosas que más me preocupan”, afirma Vieira, y ofrece una explicación inmediata de esta circunstancia. “Muchos de los clubes están asociados a instituciones, cuyo foco es la defensa de los derechos de los discapacitados y siempre se han enfrentado al deporte sólo como una herramienta de integración”, una estructura organizativa que apenas promueve o requiere personal altamente capacitado.

Ricardo Vieira

En un contexto como éste, un cambio de paradigma se hace urgente y el inicio de un programa nacional podría ser clave. “Nuestro mayor objetivo es crear un Centro de Alto Rendimiento donde nuestros mejores atletas tengan acceso a las mejores instalaciones, pero esto conlleva la necesidad de cambiar el rumbo a un marco semiprofesional”, declara Augusto Pinto.

El presidente del CNBCR se propone como prioridades la incorporación de más jóvenes al deporte y la aparición de nuevos equipos, considerando la existencia de apenas 12 jugadores menores de 22 años entre un total no tan alentador de 180, cifra que Ricardo Vieira no acepta a la ligera. “Hay un millón de personas discapacitadas en Portugal y no puedo creer que el gobierno no haga nada para dar un impulso al deporte adaptado en vista de los beneficios reconocidos en cuestiones como la autoestima o la recuperación física”. Un aumento de la inversión podría representar un impulso importante, sin embargo, “los equipos también deben buscar activamente patrocinadores y mecenas”, afirma el entrenador de APD Braga, el actual campeón cuatro veces consecutivas.
Hasta entonces, todo se reduce a la automotivación de los atletas, un mensaje que Vieira ha venido destacando durante los campamentos de la selección sub-22. “Tenemos que meternos en sus cabezas y hacerles ver que gran parte del trabajo debe hacerse fuera de la práctica del equipo. No debería ser así, pero es la única manera”, señala. El comité nacional sentó las bases para permitir mejores condiciones de entrenamiento tanto a las selecciones sub 22 como a las mayores en los últimos años, y Augusto Pinto estima que la primera participación portuguesa en un campeonato europeo sub 22 para la temporada 2021-2022. Antes, el objetivo es “añadir más campos a nuestro calendario y adquirir experiencia internacional asistiendo u organizando torneos con equipos o países extranjeros”.

Augusto Pinto

La única conquista del baloncesto en silla de ruedas de Portugal tuvo lugar en Dublín (Irlanda) en 2007, cuando el equipo se coronó campeón de la ECMC, después de derrotar a Lituania en la final, una marca histórica seguida por otro logro significativo un año después. En la etapa de la primera participación de la nación en la división B -ya que existe la división C-, Notwill, Suiza, alcanzó un 8º lugar y aseguró la presencia en la siguiente edición del nivel. Pero en 2010, Portugal no evitaría el descenso a la división C, un patrón de inconsistencia repetido entre 2015 y 2016 que le otorgó un peculiar epíteto. Si todo el mundo se pone a la altura de las circunstancias y maximiza las oportunidades para la nueva generación, tal vez Portugal ya no sea la nación del “yo-yo”.


Ricardo Vieira, 44, is the head coach of the Portuguese Under 22 National Team since 2019 and of APD Braga since 2000, the current four-time Portuguese champions. With this northern team, he won 16 trophies, including 5 national league titles. As a coach, Vieira also held the position of assistant coach of the Senior national team between 2016 and 2019, achieving a third place in the ECMC last year. Plus, this Braga native, has achieved degrees in Madrid, Manchester, Adana and Milan. He performs the functions of official trainer for the Portuguese Basketball Federation – Federação Portuguesa de Basquetebol (FPB)-, helping aspiring Wheelchair Basketball coaches. In addition to this impressive curriculum, he has 12 years of experience as an international IWBF referee in Europe from 2002 to 2014.


Augusto Pinto, former Athletics athlete in CDUL – Centro Desportivo Universitário de Lisboa – and Sporting CP, became a table official in the 90’s of the Portuguese Basketball Federation (FPB). He first saw Wheelchair Basketball in 2005, as a member of the Lisbon Refereeing Committee, responsible for the link with the extinct National Association of Sports for People with Motor Disabilities (ANDDEMOT). On this governing body, he assumed several offices, including head of the WB Refereeing Committee, board member and manager of the National Team. On September of 2017, Pinto was appointed President of the Wheelchair Basketball National Committee (CNBCR), an entity created within the Portuguese Basketball Federation. He’s been in charge of Wheelchair Basketball since 2016.


Text: Pedro Bartolo

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